Un viernes por la tarde tuve la oportunidad de ir a conocer a Doña Lourdes en su tienda de abarrotes. Llegué y vi muy rápido que ella no tendría el tiempo de platicar y de sentarse, por la cantidad de clientes, quienes llegaron a la tienda. No paraba de atender… alguien vino para comprar azúcar, otro por alimentos.. De un lado a otro, ella se movía para servir a sus clientes acostumbrados a venir a comprar en la tienda. Entonces esperé para platicar, esto lo hicimos de manera muy natural, acostadas a su despacho, me contó de su vida, de su negocio y su evolución como integrante de Bancomunidad.

Hace 15 años que abrió su tienda de abarrotes, el mismo tiempo que tiene como integrante de la Colmena 29 “Abejas Productivas“. Entró para invertir en su negocio, “todo fue inversión” me dijo. Empezó con una mesita y un refrigerador y poco a poco gracias a Bancomunidad y a diferentes créditos de otros lugares, ella pudo mejorar su negocio. Como dice, su negocio es como su vida. Ella pasa la mayor parte de su tiempo allí e invierte también mucha de su energía. Hace unos meses ella construyó una casa propia con su tienda, integrada en frente del local que usaba anteriormente. La nueva tienda está más grande, luce moderna y tiene más productos.

Está casa y tienda, también la compró gracias al crédito de Bancomunidad y a otras asociaciones qué prestan para vivienda. Para tener más clientes, ella mandó a hacer bolsas con su logotipo, nombre y número telefónico para invitar a la gente a venir. Tiene mucha creatividad para ser conocida en su barrio.

Ella creció en su pueblo, San Pablo Huixtepec y estudió allí hasta la secundaria. Su papa murió a sus 10 años y tuvo que trabajar con su mamá en la tienda de abarrotes donde aprendió a trabajar en ese negocio. Con sus 47 años ella es la mayor de sus 5 hermanos, ella tuvo que apoyar a la familia.

Casada, ella vivió 3 años en Estados Unidos con su esposo y allí nació su hija. En “el Norte”, ella trabajaba en la limpieza de un motel en California, pero después de un tiempo decidió regresar a su país. Esta decisión la tomó por sus hijos, no le gustó la manera de educar a los niños allí, porque para ella los gringos son muy libertinos o que la educación de los niños no tiene la tensión que, por la naturaleza, debería tener como si la tiene aquí en su pueblo. Entonces regresó a su país donde crecieron sus hijos. Ahora, hace un mes que su hija grande se fue a Estados Unidos a vivir con su papá. Los dos varones están aquí y siguen estudiando o trabajando.

Hace 8 años que ella vive sola; su esposo se fue con otra familia, allí en los Estados Unidos. Ella tuvo que aprender a desenvolverse como mujer soltera y 3 hijos, pues, el papá apoya solamente en la educación de sus hijos. De esta situación, nació una educación que dio con valores de equidad entre hombres y mujeres, porque ella, trata a sus hijos como a su hija de la misma forma, les enseño a tener las mismas oportunidades y a apoyar en la casa y entre ellos y ella. En su casa, los varones como las mujeres lavan los trastes y todos hacen el aseo.

Su crédito de Bancomunidad le permitió mejorar su negocio y el negocio le genera ingresos para su pago semanal. Lo que le convino al principio en el programa Bancomunidad es el interés bajo que no puede encontrar en ningún otro lugar. Pero se quedó todos esos años por la manera de trabajar, me repitió muchas veces que le encanta el reglamento, porque es un programa basado en principios. En una cultura mexicana donde la gente no se preocupe mucho por llegar tarde o por ser incumplidas. Ella piensa que es muy importante tener disciplina. Como le gustan las reglas, todavía tiene su libreta de hace 15 años cuando empezó en la colmena, y ella como secretaria. Cuando le pregunté que cambiará si pudiera cambiar algo en el reglamento me dijo que no cambiará nada, para ella, si no hay esta disciplina las mujeres se vuelven irresponsables. Para proteger el reglamento y al grupo a veces pelea con otras. Ella buscaba esta disciplina en otros lugares pero no la encontró. También la responsabilidad que aprende en la “Colmena”, que así le llaman a los grupos de microcrédito que apoya mucho en su trabajo. Empieza a trabajar a las 7:30 y nunca deja de abrir a esta hora. Su ritmo de vida le ha permitido salir adelante. Cada semana ella paga su crédito de nivel 13 y no falta porque se organiza. Ella puede juntar el pago de su crédito cada semana y es la razón del porque no sube de nivel. Subió en un periodo hasta el nivel 15 pero tuvo que bajar porque tuvo más dificultades para pagar cada semana. En la colmena ella ahorra de manera voluntaria todo el tiempo a pesar de que no es fácil, pero para ella es una meta y puede contar en todo momento con este dinero.

Su horario empieza a las 7:30 y ella cierra su tienda a las 10:00 de la noche. Un cliente me dijo que es la única tienda qué está abierta hasta esa hora, y es la razón de su costumbre de venir a comprar a la tienda de Doña Lourdes. Desde que abre hasta las 10:00 de la mañana la gente viene a comprar chocolate y panes. Después de esta hora viene la gente a comprar los productos para preparar el almuerzo de los niños y más tarde para la comida. Entre las 5:00 y las 6:00 está más tranquilo y puede ponerse a limpiar la tienda.

Más que el reglamento y el crédito, la colmena le ayudó a superar su depresión cuando su esposo se fue a Estados Unidos. Le ayuda a ser fuerte e independiente para salir adelante gracias a su trabajo. Para ella es un momento para divertirse y olvidarse de pensar en sí misma. Ella aprendió, a pesar del machismo presente en su pueblo, a vivir por ella. Como un refugio, la colmena la permite expresarse sin tener miedo que su información personal se escape… “aquí se dice, aquí se queda” dicen en la colmena.

De las actividades de participación de grupo, aprendió mucho sobre varios temas, equidad de género, la manera de comer bien y cuidar su salud. Es el momento para expresar lo que pensamos, es el momento para participar, reflexionar, pensar, opinar y aprender de las otras compañeras. Eso puede hacerlo gracias a la unidad que tienen en la colmena, a pesar de que a veces existen tensiones como en cualquier lugar de reunión. Esas tensiones son por momentos.

Más que con todas las mujeres de la colmena, ella expresa que hay una real unidad con las mujeres de su grupo (grupo pequeño de 5 mujeres dentro de la colmena), donde está su nuera también.

Mi última pregunta fue: ¿Que cambiará en su vida si tuviera la posibilidad de cambiar algo? Me dijo de manera muy natural, sin pensarlo por ningún momento: “Nada, soy feliz. Tengo a mis hijos, mi tienda y puedo vivir de manera digna”.

Yo regresé a las instalaciones del “Centro de Desarrollo comunitario Centéotl A.C.”, y en el camino pensé en la conversación que tuve con ella, en la fuerza que tienen las mujeres que encuentro en México, a pesar de que el machismo esta tan arraigado en la población masculina como femenina. Un compañero me dijo una vez que en los artículos escribo muchas historias tristes, pero no creo que sean tristes…

Creo que capto momentos de vida que son ejemplos, capto historias que las mujeres viven y que enseñan la fuerza, las ganas de salir adelante para ellas, pero también para sus hijos e hijas. Escribo historias de mujeres quienes tienen familias dispersadas, problemas con sus esposos, problemas de pobreza extrema. Pero las ganas que tienen para desenvolverse, las ganas de venir cada semana a sus reuniones, de trabajar diario para tener una vida que mejoran cada día gracias a ellas mismas, gracias a la solidaridad, gracias a Bancomunidad… esa es la historia que tenemos que conservar, y seguramente que tiene sus etapas tristes y alegres… pero de ellas salen muchas lecciones.

Lucie Pestiaux

Entrevista con Doña Elia Lourdes Rodríguez Santiago (12-jun-2017)