Eran las 10:00 de la mañana del pasado dos de diciembre, hacía un frío intenso que no fue obstáculo para que todos y todas quienes integramos el Centro de Desarrollo Comunitario Centeotl AC, con mucho gusto nos trasladáramos a San Agustín Etla a visitar a Hanni Sager, una mujer increíble, para nosotros símbolo de lucha y entereza ante cualquier dificultad sean de la naturaleza que sean. Una auténtica guerrera, una mujer que en los inicios del caminar de Centéotl aportó su conocimiento a niños y jóvenes a elaborar juguetes de madera móviles.

En los juguetes tradicionales observamos sus iconos con los que ha convivido siempre y hasta de sus obsesiones: Frida y  Zapata, el dolor y la libertad, el dolor porque al igual que Frida Kahlo, ha convivido con un dolor perpetuo a lo largo de su vida causado por su distrofia muscular, que luego se acrecentó en 1992 con un accidente vehicular por una mujer  alcoholizada que la embistió en Querétaro. Zapata porque le recuerda a uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución mexicana y un símbolo de la resistencia campesina en México, quien fue asesinado en un día que ella nació, un 10 de abril.

Fue en 1995 cuando la conocimos, recomendada por Real Boivin director del Fondo Canadá para Iniciativas Locales. Por aquel entonces Hanni, enseñaba a niños y jóvenes discapacitados de la organización hermana Piña Palmera que está en Zipolite en la costa oaxaqueña a hacer juguetes de madera móviles, esta experiencia nos cuenta Hanni le dio mucha fortaleza y ha demostrado a la sociedad que a pesar de la discapacidad, con esfuerzo y capacitación si se puede salir adelante. Nosotros contábamos con un cuarto pequeño de adobe que tenía condiciones para que trabajará Hanni. Zoyla Hernández Carreño, actual administradora general de Centéotl AC fue quien se integró de lleno a capacitarse con Hanni, junto con un equipo de niños, entre los que Hanni aún recuerda a Marcos, Jaime, Ivan, Berenice, Francisco y otros dice. Recuerda mucho al pequeño Francisco quien le enseñó a hablar español mientras ella le enseñaba a hacer juguetes.

En esos años se crearon talleres de juguetes en El Carmen y La Soledad Santa Inés del Monte y también en Zimatlán de Álvarez.

Al llegar a la casa de Hanni Sager, conocida como “la casa de los ensueños” en San Agustín, hicimos una larga fila para saludar a nuestra “mariposa monarca” (llamada así por Othón Cuevas Córdova en el prólogo del libro de Hanni). A cada uno nos preguntó nuestro nombre y sonreía mucho cuando le parecía que nuestro nombre era muy difícil y no lo podía mencionar.

Ya que nos sentamos todos, ella empezó a contarnos y decía que diseño la casa donde vive como a ella le gusta, recuerda que cuando llegó solo había guajes y piedras, las piedras las ha ido separando y ha hecho muros, pasillos y jardineras, le gusta la vista, los montes, la casa, su jardín, sus juguetes, ama a los niños, nos repitió muchas veces que cuando llegan a visitarla, les dice “que pueden disfrutar de sus juguetes, sus jardines, mirarlos, tocarlos pero nunca destruirlos”

Sus amigos le han traído plantas que adornan sus jardines, con Chuy y Othón sembraron la primera bungambilia que hoy luce enorme y llena de flores. Con Ángel y Zoyla plantó los primeros plataneros, aguacate y limoneros.

Parte de su jardín es un cúmulo de piedras, entre bien diseñados pasillos, nos contó que todos sus amigos y amigas le traen piedras de los países de donde vienen, con ellas cubrió los desechos de construcción que salieron cuando construyó su casa y hoy luce hermoso.

Todos y todas estábamos atentos y atentas a lo que nos platicaba. Luego recorrimos su museo de juguetes tradicionales que ha colocado de forma impresionantemente ordenado, toda su casa está hecha para ser admirada y reina un ambiente de mucha paz y tranquilidad. La charla de Hanni Sager es toda basada en bromas y cosas chuscas, se ríe de su enfermedad, nos habla de su relación con los primeros colaboradores de Centéotl AC, se ríe de su enfermedad y dice que no tiene más Dios que la naturaleza. Recomienda que en cada hogar haya un jardín.

Una vez finalizado el recorrido por toda su casa convertida en museo nos dispusimos a compartir la comida, una diversidad de platillos que nos compartieron compañeras y compañeros de los diferentes programas, Hanni estaba encantada de probar los diferentes alimentos, nos contaba que disfruta mucho de la comida y que come mucho. La maestra Josefina elaboró las alegrías con cacahuate que a todos nos pareció una delicia y más a Hanni que aprendió a consumir mucho amaranto.

Al finalizar la visita y durante el cierre de esta actividad que correspondió a la reunión institucional del primer sábado del mes, coincidimos en que esta fue una visita muy emotiva y se dio de manera sorpresiva a Hanni Sager,  porque queríamos estar con ella, y deseábamos que el resto del equipo la conociera y nos compartiera parte de su sabiduría y la alegría con que ve la vida, su amor por la naturaleza, su lucha incansable por convivir con su enfermedad y su amor por los niños.

Me llamó mucho la atención a algunas frases que armo durante la plática: “tú tienes la oportunidad de estar enojado, triste o estar feliz, a veces es difícil decidir, yo creo firmemente que las plantas ayudan” también agregó “para mí los juguetes son la forma de entrar en contacto con los niños que se vuelve el motivo de seguir viviendo”.

Gracias Hanni Sager por ser parte de nosotros, por hermanarte con Centéotl AC, te admiramos, sinceramente EQUIPO CENTÉOTL!