En el corazón de los valles centrales de Oaxaca, donde el tiempo parece fluir al ritmo del viento y el canto de los pájaros, encontramos la historia de Dorotea Sofía. Su sonrisa, tan cálida como el sol de mediodía, ilumina un rostro marcado por la sabiduría y la experiencia. Dorotea, una mujer oaxaqueña de raíces profundas y espíritu indómito, ha tejido su propia historia, con paciencia y determinación.
Desde niña, creció rodeada de animales, sintiendo una conexión especial con ellos. Los chivos, con sus ojos curiosos y sus juegos traviesos, fueron sus compañeros inseparables. Ese amor infantil por los animales se transformaría en un sueño: criar su propio rebaño y construir un futuro más próspero para su familia.
Sin embargo, la vida en el campo no siempre es fácil. Las sequías, las enfermedades del ganado y las limitaciones económicas eran obstáculos constantes. A pesar de las dificultades, Dorotea nunca perdió la esperanza. Con el apoyo de su madre y sus hermanas, enfrentó cada desafío con valentía.
Todo cambió cuando conoció a Bancomunidad. Este programa, diseñado para empoderar a mujeres en situación de vulnerabilidad, le brindó las herramientas y el apoyo que necesitaba para hacer realidad su sueño. Con un pequeño acompañamiento, Dorotea pudo adquirir sus primeros chivos y construir un pequeño establo.
Recuerdo vívido de aquellos primeros días: el olor a paja fresca, el sonido de los balidos y la alegría de ver crecer a sus animales. Pero la cría de chivos no es solo una labor, es una responsabilidad. Dorotea aprendió a cuidar a sus animales con esmero, a vacunarlos contra las enfermedades y a proporcionarles una alimentación adecuada. Incluso en las noches más frías, salía a revisar a su rebaño, asegurándose de que estuvieran a salvo.
Hoy, la pequeña granja de Dorotea es un ejemplo de resiliencia y progreso. Sus chivos, sanos y fuertes, pastan tranquilamente en los campos circundantes. Y ella, con una mirada llena de orgullo, observa los frutos de su esfuerzo. Pero el éxito de Dorotea va más allá de los números y las ganancias económicas. Su historia es un testimonio del poder transformador del empoderamiento femenino y de la importancia de apoyar a las comunidades rurales.
¿Por qué la historia de Dorotea nos inspira? Porque nos muestra que los sueños, por más lejanos que parezcan, pueden convertirse en realidad. Porque nos recuerda que cada mujer tiene el potencial de transformar su vida y la de su comunidad. Y porque nos invita a reflexionar sobre nuestro propio papel en la construcción de un mundo más justo y equitativo.