En México nos resistimos a creer que hay familias que pasan hambre.
El periódico digital “Sinembrago.mx” menciona los siguientes datos: El pasado 4 de septiembre del 2017, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, que agrupa a más de 60 organizaciones, destacó que las cifras del Coneval y el Inegi “únicamente” contabilizan a 9.4 millones de personas en pobreza cuando en realidad hay más de 21 millones de mexicanos a quienes no les alcanza para comer.
Estos 21 millones de mexicanos, son el 17.5 por ciento de la población que, de acuerdo a parámetros internacionales, se ubican en condición de pobreza extrema por carecer del ingreso suficiente para una canasta mínima de alimentos. Fin de nota.
El hambre es una de las expresiones más crueles de la pobreza, pues pasa factura a la salud física y la productividad económica. Hay localidades que anualmente tienen “temporadas de hambre” y pueden obligar a los hogares a liquidar activos productivos, emigrar de sus hogares en busca de trabajo y recurrir a medios de supervivencia peligrosos e indignos. Muchos hogares quedan encabezadas por mujeres que además de cuidar a sus hijos tienen que procurar los recursos económicos para el hogar. Hay muchos de estos hogares, aunque hemos encontrado también hogares en donde el esposo no migra, pero carecen de patrimonio, muchos no tienen ni siquiera donde vivir, lo que los imposibilita y los hace improductivos. Dada la carencia de empleos, estos se ocupan de forma esporádica y el futuro se nota poco halagador para ellos.
En el Centro de Desarrollo Comunitario “Centéotl” AC en los diferentes programas que desarrollamos pero en especial en el Programa “Bancomunidad – Fincomunidad” nos preocupa y ocupa “mejorar la capacidad de la mujer para alimentar a su familia y con ello su bienestar”. Una de las actividades que desarrollamos es apoyarles a producir lo que requieren para alimentarse, por lo que, promovemos la capacitación de estos grupos en el establecimiento de huertos, macetas, parcelas, etc.
El pasado 15 de marzo, un equipo de compañeras inició con la extracción de semilla de tomatillos, que compartirán con las mujeres con las que trabajan, también empezaron a elaborar composta que se usará para hacer la mezcla con tierra para su sustrato, para la producción de macetas o biollantas y para mejorar el suelo de las huertas que se implementarán. Todo esto en el Centro Demostrativo y Capación Ecologica (CDCE).