Hay investigadores sobre temas agrícolas en México que han llegado a la conclusión que las actividades agrícolas no son redituables, hasta la producción en atmosferas controladas como son los invernaderos se hace no redituable debido a sus altos costos de producción y la amortización de los materiales con los que se construyen. De esta manera justifican por qué la disminución de población dedicada al campo y del porque importamos cada vez más alimentos del exterior en vez de producir al menos lo que comemos.
Cabe señalar que la producción agrícola se vuelve vulnerable por muchos factores tales como; un temporal incierto; poca lluvia, periodo de lluvias cada vez más cortos y el periodo de sequía intraestival (canícula) completamente seco; es decir prácticamente un mes seco dentro del periodo de lluvias. Si a ello le aunamos suelos empobrecidos en donde se aplica el monocultivo del maíz y la aplicación solo de fertilizantes químicos y la nula aplicación de materia orgánica que va creando suelos endurecidos como piedras, la inexistencia de obras para almacenar agua de lluvia para riegos de auxilio o usarla en la temporada de estiaje y lo más impactante los costos elevadísimos de fertilizantes, maquinaria agrícola (por el encarecimiento de combustibles principalmente), sistemas de riego, etc.
Para quienes integramos el Centro de Desarrollo Comunitario “Centéotl” AC y que trabajamos con comunidades del medio rural vemos que esa conclusión es cierta, sin embargo también hemos visto que hay familias que crean estrategias muy interesantes para hacer del campo una actividad lucrativa y les permite aferrarse a la actividad que genera más empleos en las localidades del medio rural. Tal es el caso de la Señora Inés Colmenares de la Colmena Número 21, llamada “Concepción” de la Ciénega, Zimatlán, quien ha encontrado la forma de diversificar su producción agropecuaria, pues cría gallinas ponedoras con la producción que obtiene de su sistema milpa; es decir siembra maíz, frijol y calabaza, al tiempo que su esposo alquila madera para cimbra, pues su actividad complementaria es la albañilería.
El ejemplo de esta familia campesina emprendedora puede mostrar que no es conveniente generalizar que la actividad campesina es incosteable, pues las familias pueden concluir “mejor dejo de trabajar el campo”, sin embargo es necesario mencionar que producir alimentos no tiene precio porque de ello depende nuestra salud y la de nuestra familia.