En Oaxaca siempre se ha sembrado amaranto como parte de los sistema milpa de localidades de montaña.
Con los programas sociales en donde a las familias se les apoya para su alimentación y educación como “Prospera” y los comedores comunitarios, las familias marginan la capacidad que tienen para producir sus propios alimentos, sacrificando aquellos que no son pilares de la alimentación como el amaranto, la chía, los quelites, los nopales, etc. Muchas familias producen solo maíz y fríjol y ya sin mucho empeño.
Son muy escasas las personas que dentro de la milpa siguen integrando el amaranto, en los bordos siembren sus nopales o siembren sus frijolones para cosechar flores rojas llamadas quelites.
A esas pocas personas que aun siembran amaranto nos hemos acercado para buscar que integren variedades de amaranto que proponemos como cultivo. Lo que se pretende es ver si se pueden integrar otras variedades a sus sistemas productivos y ofrecerles mercado para su producción, pues como comentan estas familias; el amaranto se dejó de sembrar porque no tenía mercado. Sostenemos que la causa es una dependencia del dinero para comer; dado que reciben dinero para hacerlo se olvidan de su capacidad que tienen para producirlo.
La semilla del amaranto criollo es mucho más pequeño que el amaranto que hemos venido cultivando, su color es más obscuro que el que nosotros cultivamos. Al ser el grano más pequeño, el tamaño del cereal que se obtiene es mucho más pequeño y esto repercute en su calidad pues un cereal pequeño es poco valorado. Adjunto fotografías de ambos amarantos, para mayor compresión a lo que aquí se explica.