Julita Reyes Ortíz, es originaria de El Carmen, Santa Inés del Monte y ha decidido que todo el amaranto que produce debe ser completamente orgánico pues Julita solo dispone de la parcela aledaña al solar que comparte con sus padres. Entre arbolitos de manzanos, peras, chiles, cañas, carrizos, etc., ahí con María del Carmen, su única niña, se dedican a cuidar su parcela de amaranto que establecen, abonado con estiercol de los bovinos de su papa, eliminando los insectos con las manos en las tardes; principalmente chapulines y gusanos. Esta joven y emprendedora mujer con una gran facilidad de palabra, nos cuenta que ha aprendido a identificar insectos benéficos como son las catarinitas, las crisopas y un tipo de avispa que “revuelca a los gusanos”. Gran parte del grano de amaranto que produce lo usa para el consumo de su familia, otra parte lo tuesta en “el centro de tostado” de su localidad y elabora alegrías para vender en las escuelas de su pequeña localidad. Nos comenta que el consumo de hoja de amaranto es para su familia constante, pues produce en macetas o pequeños huertos en época de secas y durante el temporal de lluvias su parcela produce mucha hoja de la que disponen para su alimentación. Julita es de las mujeres más convencidas de que integrar amaranto a la alimentación trae consigo beneficios a la salud, pues su niña nunca se enferma y cuando lo hace; es de gripe o problemas leves.